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miércoles, 15 de junio de 2011

vacunacion geneticas de tercera generacion

Independientemente de la forma de entrada, los antígenos virales se traducen y procesan en las células diana, generando una respuesta inmunológica de tipo humoral y celular. Al ser las células del paciente las que producen la proteína, el antígeno no contiene impurezas, al contrario que en las vacunas tradicionales, donde en el proceso de purificación del antígeno pueden quedar trazas de antibióticos o proteínas del medio de cultivo.
Las ventajas que surgen de esta nueva generación de vacunas son muchas: reducen los riesgos de infección, de reversión a la virulencia o patogenicidad y poseen una gran termoestabilidad. Además su producción es relativamente sencilla lo que reduciendo los costes de producción. Sin embargo, aún no se sabe si esta clase de vacunas podrían llegar a tener efectos adversos sobre el material genético del paciente.
En el caso de las vacunas de DNA desnudo, debido a su baja eficacia de transfección (inserción del plásmido en las células humanas o de otros mamífero), se está recurriendo a medios mecánicos para su aplicación, como por ejemplo el uso de la pistola génica (figura 2) o inyección intramuscular, pero no está claro si estos dos métodos realmente aumentan la eficiencia del proceso en todos los casos. No se conoce la razón, pero las células que capturan el DNA con mayor eficiencia son las células musculares, que a su vez transfieren el antígeno, de forma desconocida, a las células responsables de la respuesta inmune. Otra desventaja de estas vacunas, es que no poseen la capacidad de generar respuestas humorales tan intensas como las vacunas clásicas y puede aparecer autoinmunidad debido a la expresión continuada del antígeno.
Una de las dificultades que existen en el diseño de este tipo de vacunas es el de seleccionar correctamente la proteína capaz de activar la respuesta inmunológica más intensamente.


Actualmente estas vacunas se encuentran en fase de experimentación con animales o en las primeras fases de ensayos clínicos. Por ahora los resultados son alentadores pero hace falta más tiempo para poder conocer posibles efectos adversos. Ángel Gil, experto en medicina preventiva reconoció en el periódico “El País” que este tipo de vacunas aún plantean dudas importantes sobre su eficacia y seguridad. Sin embargo, la mayor parte de la comunidad científica cree que las vacunas de DNA tendrán gran relevancia en el futuro. Este tipo de vacunas no solo está dirigido a enfermedades víricas sino que su espectro se amplía a enfermedades de tipo autoinmune como la esclerosis múltiple [Garren H. (2008) “Phase 2 trial of a DNA vaccine encoding myelin basic protein for multiple sclerosis”, Ann Neurol. 2008;63(5):611-20] o el cáncer. La línea que separa las vacunas de la terapia génica cada vez es más difusa.
En el año 2006 la FDA autorizó la comercialización de la primera vacuna génica dirigida contra el virus del Oeste del Nilo (VON) para uso veterinario. Tres vacunas génicas para el VIH se encuentran en ensayos clínicos de fase II. También en esta fase se encuentra otra vacuna para la malaria, para la leucemia linfoide crónica y el virus de la gripe. En fase I para el ébola, la hepatitis B y C. La mayoría se encuentra aun en fase preclínica, es el caso de la vacuna frente al virus del papiloma humano, tuberculosis, leishmaniasis, rotavirus y citomegalovirus entre otros. (Fuentes: US National Institute of Allergy and Infectious Disease y Genoma España)
Claramente las vacunas génicas de tercera generación tienen un gran potencial y son un campo que hay que seguir explorando.

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